El Conflicto

La palabra conflicto a menudo nos trae connotaciones negativas, pero debemos intentar buscar-le, como a todo lo que podamos en esta vida, el lado más positivo. Aunque creamos que no, el conflicto hace que pasemos por varios procesos: el enfado, resentimiento, reflexión y reconciliación o conciliación.

Durante este proceso, sobre todo en la etapa de reflexión, tenemos cambios internos y externos. Los cambios internos hacen que nos conozcamos a nosotros mismos, que empecemos a conocer nuestras reacciones en distintas situaciones, etc., y el cambio externo lo podemos ver con respecto a los demás. Sobretodo, si realizamos un proceso de mediación donde se trabajan aspectos de habilidades sociales, comunicación, empatía, ... Estos procesos nos ayudan a crecer como personas y a saber como reaccionar en posibles futuras situaciones de conflicto. Además te da herramientas para poder resolverlos e incluso ayudar a los demás a poder resolverlos.

El lado malo de los cambios es que a muchas personas les da miedo. Los cambios a todos los niveles de la vida siempre se han mirado con recelo, preferimos quedarnos como estamos sin pensar que por no querer arriesgar a cambiar algunos aspectos podemos perdernos muchas cosas positivas.

Esto es uno de los puntos positivos que podemos encontrar dentro de la gravedad que puede conllevar un conflicto, siempre y cuando claro sea tratado a tiempo y de la manera más adecuada, es decir, si lo llevamos dentro del ámbito o contexto de la mediación, dónde sabemos analizar las partes para sacarles el mayor partido posible.
Por otro lado, debemos tener en cuenta, que dentro del cambio que podamos tener, no podemos dejarnos llevar del todo y cambiar aspectos positivos que ya teníamos, no debemos dejar de ser como somos en el fondo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario