Los Prejuicios dentro del Conflicto


Cuando se produce un conflicto en muchas ocasiones predisponemos la culpa a según que personas porque ya tienen una reputación negativa. Las personas adquieren roles determinados dentro de la sociedad y dentro de grupos comunitarios como el colegio, amigos, familia, con la pareja, etc.
Cuando las personas tienen determinados roles la sociedad suele añadirles etiquetas, o roles equivocados, de ahí los prejuicios. Pero también debemos saber que los conflictos no solo se agravan con los prejuicios, sino que por culpa de los prejuicios surgen muchas veces las situaciones de conflicto.

Un prejuicio se refiere a juzgar a alguien o alguna cosa sin información previa, es decir, sin conocer realmente como es aquello a lo que estamos juzgando o aquella actitud.

Por eso, dentro del proceso de mediación, también es muy importante este aspecto que producen los conflictos. Vemos este efecto sobretodo en situaciones escolares, donde el proceso de mediación suelen llevarlo a cabo personas de la institución, los cuales tratan día a día con las posibles personas implicadas en alguna situación de conflicto. A este fenómeno lo podemos llamar "situación contaminada", es decir, como las personas que trabajan en el centro y realizan los procesos de mediación ya conocen a los posibles implicados, pueden tener algún tipo de prejuicio o emocionalmente e inconscientemente pueden estar demasiado implicados. Por lo tanto, el mediador tiene que tener una gran capacidad objetiva, no debe posicionarse, debe de ser muy parcial.

Este fenómeno lo hemos podido comprobar gracias a una actividad realizada en el aula, dónde se ponía el caso o la situación de que una compañera de clase de primaria había perdido su compás y dentro de esta desaparición entran en juego distintos compañeros que están directamente relacionados con la "víctima". Uno de ellos era el niño travieso de la clase, otro era el niño al que le gustaba la "víctima" y otra compañera era la mejor amiga de ésta. Vemos en la situación que empiezan a acusar al niño travieso porque siempre que ocurre algo malo, las miradas siempre van para él. Por otro lado, según cuentan los niños, el niño travieso también quería a la víctima pero ésta a él no. Aquí comienza el conflicto con una serie de acusaciones sin pruebas ningunas ya que existen de por medio muchos prejuicios. Lo malo de esta situación es que la profesora se deja llevar por estos roles etiquetados del grupo clase y no se vuelve objetiva. Al final la culpa no era de ninguno de los niños porque resulta que el compás estaba por detrás del radiador y había sido un accidente.

Como reflexión de la profesora y de todos nosotros podemos decir que los prejuicios no son buenos dentro de un conflicto ni dentro de un proceso de mediación, hay que dejarlos de lado, hay que escuchar a todas las partes por igual, con la misma importancia...

Por este motivo en muchas ocasiones es más factible que las personas que se vayan a encargar de un proceso de mediación dentro del ámbito escolar, vengan de fuera, por que no están contaminadas. Por otro lado, también tiene puntos negativos, como el hecho de que puede provocar desconfianza, no conoce el proceso de funcionar del centro al que acude, etc.

También debemos ser conscientes de que los seres humanos no somos neutros por naturaleza, ya que nos construimos a través de las impresiones, de las relaciones con los demás, a través de muchos puntos de vista, de nuestras emociones y sensaciones de la realidad construimos la nuestra propia, y aunque debemos aprender a respectar y a conocer las perspectivas que pueden haber desde otras miradas, debemos comprender también que es bastante complejo este proceso.





No todo es lo que parece ser. Debemos escuchar todas las versiones.






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