Clase con Jaime del Campo


Hoy la clase ha sido con Jaime del Campo, profesor de mediación y gestión del conflicto en la UB, del grupo T1 de las tardes.

La clase ha sido un pequeño paréntesis dentro de las sesiones teóricas y prácticas que habíamos estado dando hasta ese momento. Este profesor nos ha traído más experiencia a añadir, junto con la profesora Esther Luna, y nuevas visiones dentro del campo de la mediación, y también sobre las relaciones humanas.

Jaime del campo nos habla sobre el enmarque temático y comunicativo, es decir, del contexto donde se da el conflicto y su posible resolución más adelante.

Algunas de las técnicas o métodos que nos proporciona para poder llegar a esclarecer los conflictos son, por un lado el intentar cambiar el contexto temporal, es decir, cuando hablemos con las partes que estén implicadas en un conflicto debemos intentar hacer hincapié en que recuerden las cosas positivas que habían en un tiempo pasado con la otra persona o en un tiempo futuro como y de que manera se reflejan en su pensamiento. Por ejemplo, en el caso de un matrimonio que haya tenido algún tipo de discusión (no muy grave) podemos hacer que retrocedan en el tiempo para que recuerden los momentos más positivos que han pasado juntos, y a partir de aquí encontrar un punto de unión y de apoyo con el que poder reconducir la mediación hacia la resolución del conflicto en sí. Otro método sería el de plantear el problema des de alguna otra perspectiva dónde las dos partes se sientan más cómodas y puedan pensar de manera objetiva.

Jaime del Campo también nos habla de la importancia que tiene el entender la siguiente frase:

"Lo que importa son las actitudes ante las situaciones y no la situación en sí."

Además nos ejemplifica esta frase con el siguiente caso: Si se nos da la situación en la que nosotros mismo sin querer hemos roto un bolígrafo a un compañero, amigo o familiar, y esta persona nos comenta que es un fastidio porque ese bolígrafo precisamente tenía un valor más allá de lo utilitario, podremos actuar de dos maneras, o adquirir una actitud u otra según muchas variables, pero por eso mismo debemos tener en cuenta este factor.

Podemos tener un actitud pasota, que denote que como para nosotros es un simple bolígrafo no tiene más importancia, no hacer caso a los sentimientos del otro y mostrarnos hostiles hacia lo que ha pasado. Esta clase de comportamientos alimentará de forma segura que el pequeño accidente se pueda llegar a convertir en un gran conflicto, en el que ya no solo intervienen el bolígrafo y su accidente, si no que intervienen sentimientos, respeto, formas de pensar, de ser de actuar,... Variables que más adelante deberemos controlar dentro del proceso de mediación.

Por otro lado, también podemos tomar una actitud empática, donde daremos a entender que lo sentimos por el otro, que lamentamos lo ocurrido ya que para el otro era importante, y en donde intentaremos dar algún tipo de solución a lo ocurrido. Este tipo de actitudes suelen ser mucho más aceptadas. Estos comportamientos favorecen a que los problemas no lleguen a más. El accidente se queda como tal y las partes llegan a algún tipo de acuerdo o no llegan a tener un conflicto real.

Aquí tenemos por lo tanto el claro ejemplo de que según nuestra actitud las situaciones pueden variar y tener diferentes resultados.

El profesor también no hablo de que el ser humano está compuesto de un 90% de emociones y sentimientos, y otro 10% de racionalidad, por lo tanto, normalmente utilizamos ese diez por ciento de racionalidad para intentar explicar nuestro comportamiento o impulsos dado a través de nuestras emociones.

Personalmente, me gusta creer en esto y comparto la idea del profesor del Campo. Además, pienso que dentro de un proceso de mediación no solo debemos utilizar la razón, parte muy importante, sino que también los sentimientos y emociones son un componente muy importante dentro del ser humano, por lo tanto de las relaciones humanas y sociales que comportan los conflictos que más tarde deberán resolverse dentro de un proceso de mediación.

¿Con qué cara quiero mirar hoy el mundo?

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